Al Capone fue encarcelado por defraudar a Hacienda. Tuvo mala
suerte: en la España de hoy se habría librado. Hasta hace poco, defraudar más de 120.000
euros al fisco era un delito penado con entre 1 y 5 años de prisión. Con
la nueva ley, la pena queda rebajada y es aún más difícil que estos
delincuentes de guante blanco lleguen a pisar la cárcel.
La
reforma permite que cualquier defraudador tenga dos meses de plazo
desde que sea imputado para devolver el dinero robado. Si lo hace, el
juez le podrá aplicar un nuevo atenuante que puede rebajar la condena
hasta solo tres meses de prisión y, como máximo, un año. Si el condenado
no tiene antecedentes y su único delito probado es robarnos a todos los
contribuyentes honrados, se librará de la cárcel. Para mayor cabreo de
los honrados ciudadanos que sufren las subidas de impuestos, los grandes
defraudadores que se acojan a este perdón pagarán una multa bastante
inferior a la que hasta ahora abonaban. Antes podía ser de hasta seis
veces lo defraudado. Con la nueva ley, la multa se quedará en la mitad o
incluso una cuarta parte de lo defraudado.
Esta reforma penal,
como todas aquellas que benefician al reo, se aplicará con efecto
retroactivo. Y es probable que algunos de esos famosos nombres que en
las últimos meses copan las portadas por sus cuentas en Suiza puedan
beneficiarse de esta escandalosa reforma diseñada a la medida de los
poderosos: de aquellos que se pueden permitir defraudar más de 120.000
euros en un año. El argumento del Gobierno para justificar esta medida
es que así podrá recuperar mucho antes el dinero defraudado e ingresar
fondos en las vacías arcas públicas. Es el mismo razonamiento que se
aplica con la amnistía fiscal y es falso: lo que se ingresa ahora se
dejará de ingresar más tarde porque el mensaje que se manda es que
defraudar sale más rentable. La multa es tan ridícula que compensa
correr el riesgo.
Mientras el Gobierno abre la mano con los
poderosos, aprieta de nuevo a los más débiles. La misma reforma que
suaviza el castigo para el gran defraudador ha convertido en delito
penal otros tipos de fraude. Por ejemplo: una persona que trabaje en
negro mientras cobra el paro comete hoy un delito que puede ser
condenado hasta con tres años de cárcel. Es un doble rasero asqueroso.