
Tras 25 años al frente de Unicaja, muchos de ellos como
presidente y vicepresidente de la Confederación Española de Cajas de
Ahorro, Braulio Medel ve como su mundo se desmorona a su alrededor. Él,
agarrado al clavo de que el que resiste gana, se aferra a la única
entidad que aún se mantiene en pie tal cual era antes del terremoto de
la burbuja inmobiliaria, la malagueña Unicaja.
“Bruselas quiere que Medel cierre ya la fusión con Caja España-Duero”,
decía a mediados de abril la prensa castellana. “Medel mantiene el pulso
a la espera de que la entidad castellano y leonesa se encuentre
'limpia'” añadía otro medio leones. “Unicaja reclama 400 millones para
cerrar la adquisición de Caja España”, terciaba la prensa de Madrid.
Y todo ello, tras más de dos años de negociaciones, enmarcado en una fecha clave: si el 30 de abril
no se hubiera cerrado la fusión, la entidad, antes orgullo de la vieja
Castilla, se convertiría en el cuarto banco público de la crisis
bancaria española. El 30 de abril pasó, vencido el plazo, Medel hace
saber que no fue él quien lo impuso.
En otras
palabras, sigue abierto a la operación. Eso sí, se mantiene inflexible
en las condiciones que han hecho imposible cumplir el plazo, y que han
puesto la pelota en manos del Gobernador del Banco de España Luis María
Linde, que debe decidir si interviene y convierte Caja España en el
cuarto banco público de la crisis financiera.
Si
Botín se quedó con Banesto una vez saneado y sin suponer ya peligro
alguno, los vascos de la BBK con Cajasur, o el Banco Sabadell y la Caixa
con otras cuantas entidades de ahorro, él no va a ser menos. “Su único
interés es salvaguardar el balance de Unicaja”, explican de su parte.
Un punto de partida que se traduce en dos exigencias. Cuentas saneadas y
sin hipotecas. Sólo aceptará la fusión si hay un compromiso escrito, y
en el mundo financiero no se entiende otro compromiso que el del dinero
encima de la mesa. La pasada semana ya se pusieron más de 600 millones
para la primera parte, sanear las cuentas. Para la segunda Medel exige
500 millones más.
Mañana viernes, se conocerá el
resultado de otra batalla que Medel ha estado librando durante semanas y
que, ésta sí, parece que va a perder. Rajoy y su ministro Guindos se
pliegan una vez más a las imposiciones de Bruselas, y aprobarán en
Consejo de Ministros el fin definitivo del modelo de cajas de ahorro
español.
Las cajas, ya convertidas en fundaciones,
pasarán a depender de un banco, y el que presida la una no podrá
presidir el otro, por mucho que el banco sea el accionista mayoritario,
como es el caso de Unicaja. Así pues, después de cinco lustros, Medel
tendrá que escoger entre acabar su larga vida activa como presidente de
Unicaja, y no pintar mucho en su gestión financiera, o como presidente
del banco, perdiendo en cualquier caso también, buena parte del poder
que ahora acumula.
No es una tonteria. Gracias precisamente
a ese poder, Medel ha conseguido mantener a la entidad malagueña como
la única caja que sobrevive tal cual al proceso de fusiones. Es el que
le ha permitido aguantar las presiones, y negarse a aceptar las
imposiciones políticas del momento que pretendían utilizar gratis sus
saneadas cuentas para salvar entidades comprometidas. Lo hizo con las
quebradas Caja Castilla La Mancha y la cordobesa Cajasur, entonces
controlada por la Iglesia, y lo está haciendo ahora con Caja
España-Duero.
Consejo de Ministros mediante, símbolo de la resistencia, puede ser el último que Medel pase
como todopoderoso presidente de Unicaja, símbolo de una época que ya no
es.