He disfrutado de seis días de vacaciones, en Oporto y Aveiro. Durante este viaje se ha producido en el país vecino de Portugal, una gran revolución política, he podido comprobar el estado de máxima ansiedad del país hermano, que el próximo día 18 de Mayo volverá a votar elecciones generales por tercera vez en menos de un año.
Como he vivido la crisis, paso a comentar lo siguiente:
El escándalo de Luís Montenegro gira en torno al caso Spinumviva, la empresa familiar que fundó antes de asumir el cargo de primer ministro. La controversia se desató cuando se reveló que, a pesar de haber intentado “vender” sus acciones a su esposa en 2022, la operación resultó ser nula según la ley portuguesa, dado que no se permite la venta de acciones entre cónyuges, lo que dejó a Montenegro como accionista activo de la empresa.
La situación se complicó aún más al descubrirse que Spinumviva estaba recibiendo mensualmente 4.500 euros de Solverde, una compañía de casinos, incluso mientras Montenegro ya ostentaba la jefatura del Gobierno. Estos hechos provocaron acusaciones de conflicto de intereses, con la oposición denunciando que el primer ministro se beneficiaba de contratos con empresas con las que había estado vinculado profesionalmente.
La presión política fue tal que se impulsaron mociones de censura y una investigación parlamentaria, y tras un voto de confianza fallido en marzo de 2025, el gobierno de Montenegro cayó, lo que llevó a la convocatoria de elecciones anticipadas. Aunque Montenegro ha defendido su inocencia, el escándalo sigue siendo uno de los episodios más sonados y decisivos en la política portuguesa reciente.
El escándalo de Spinumviva ha provocado un terremoto político. La Asamblea de la República rechazó la moción de confianza presentada por el Ejecutivo, forzando la caída del Gobierno. Ante este escenario, el presidente de la República Rebelo de Sousa convocó reuniones con los líderes de los nueve partidos con representación parlamentaria para escuchar sus posturas antes de tomar una decisión definitiva.
Luís Montenegro fue el primero en acudir al Palacio de Belém como líder del Partido Social Demócrata (PSD). En su intervención, abogó por elecciones “lo antes posible” para restaurar la estabilidad. Su postura fue secundada por el líder del Partido Socialista (PS), Pedro Nuno Santos. Por su parte, el dirigente del ultraderechista Chega, reveló que el presidente de la República se inclina por celebrar elecciones el 11 de mayo. También dejó claro que su partido solo pactaría con el PSD si Montenegro no lidera la formación, utilizando la expresión “con Montenegro, no es no”.
A pesar de la crisis, Montenegro insistió en que el adelanto electoral no afectará "ni al funcionamiento del Gobierno ni a la economía". Desde el PS, Pedro Nuno Santos dijo que la inestabilidad actual se debe al “manto de sospecha” sobre el primer ministro y a la "incompetencia" del Ejecutivo. Casi todos los ciudadanos están de los "nervios", por el parón en el crecimiento de la economía y la inflación.
El PSD y su socio de coalición, el Centro Democrático y Social (CDS), enfocan su estrategia electoral en vender su gestión y culpar a la oposición de la repetición electoral. Montenegro destacó que su Gobierno mantuvo “casi un año de estabilidad política”, mientras el ministro de Finanzas, anunciaba que el crecimiento económico del país podría alcanzar el 2,5 % en 2025, superando las previsiones iniciales.
La crisis política y las denuncias han golpeado la imagen del primer ministro en funciones. Más del 70 % de los portugueses desconfían de su versión sobre Spinumviva. Además, la oferta del PSD de retirar la moción de confianza a cambio de limitar el tiempo de la comisión de investigación sobre la empresa generó una percepción de debilidad dentro y fuera del partido.
Con una investigación en curso, una oposición fortalecida y una caída en las encuestas, Montenegro enfrenta un futuro político incierto. La decisión del Presidente de la República de la convocatoria de lecciones para Mayo será clave para definir el rumbo de Portugal en los próximos meses.